martes, 25 de febrero de 2014

"Cuenta el milagro pero no digas el santo."

Pateando latas en la calle, fumando, con el gorro.

Aparte de la epístola séptica que siempre termina siendo esto no, no tengo más pretexto para carcomerme el alma, al contrario me llena como una especie de paz, como de algo tan puro que ilumíname la cara y termino en donde empieza todo. Uno, dos cigarros, yo pateando latas por la calle con el gorro de la sudadera tapando mi rostro y con las manos en los bolsillos de mis jeans.
¿Qué esta pasando?




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