sábado, 25 de enero de 2014

"Venado lampareado, díficil de cazar"


No quiero ser parte de esos recortes entretejidos en el hipotálamo sin madurar. La adolescencia es aun un requisito indispensable en las acciones de los días invernales, en donde se te mete el frío hasta los huesos, hasta las emociones y te embriagan en rededor de las conversaciones cautivadoras... 3, 2, 1... Ella, él, ellos, sonrisa, risa; que el cine y la música, toca sus chinos y me sonríe, es tan atractivo.


Tic, tic, tic, eso es el tiempo que pasa, que se siente tan lento entre el internet y las tecnologías... Tic, tic, tic, tic, tic, tic este es el tiempo rodando tan rápido cuando estoy con él... Es el palpitar que casi hace sobresalir los latidos cual tambor tintineando una y otravez, que me revuelve el estómago y me hace sudar cuando lo veo sentado esperandome... Me sonríe, me besa y me abraza como sino nos hubieramos visto un siglo entero. Tic, tic, tic planeando el día... Que caiga la noche y saber que compartiremos una vez más el día, el cine, la cena, la noche, el beso de las buenas noches... El desayuno y esa mirada con los ojos húmedos con el rocío del baño reciente, esa gota que recorré por su cabello y que cae justo en la punta de su nariz... Hacen días perfectos... Quiero detener el tiempo.



¿Y qué fue eso? Porque me cautiva tanto esa mirada, ese recien saludo sobre la mesa, todo se nubla y los enanos ya no son capaces de opacarla, sóla y resplandeciente ahí esta...
¿Acaso seré capaz de reinventarme?

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